La vida te cambia, los valores se modifican y el amor se multiplica.
Tu día a día ya no es el mismo, ni tampoco el modo en que te levantas.
Tu despertador ya no suena "ring", ahora es un dulce "Eeeee" de la persona a la que más quieres en el mundo.
Tu primer pensamiento ya no es una taza de café para despertarte, ahora es mirarla y ver sus dulces ojos clavados en los tuyos.
Te mira inocentemente desde su cuna, te sonríe, se levanta y mimosamente te echa los brazos para que le des el primer achuchón del día.
Cuando le coges te da su abrazo más limpio y puro, sin esperar nada a cambio, y te da el beso más sincero que jamás te darán en toda tu vida.
Es entonces cuándo te derrites y notas esa sensación de bienestar y felicidad que te embriagará todo el día, cada vez que pienses en ella.
Pero llega la hora... tienes que marcharte y no puedes parar de mirarla. Sabes que estarás toda la mañana pensando en ella y contando los minutos para volver a casa y acurrucarla en tus brazos.
El deber te llama amiga, tu corazón se queda a buen recaudo aunque estará latiendo en la distancia.
Tranquila, ten por seguro que mañana habrá otro despertar igual de inolvidable.
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